Barcelona, 5 nov (EFE).- 36 días después de la lesión de Leo Messi, respira aliviado el barcelonismo, que ha visto cómo en este tiempo el equipo azulgrana sigue siendo muy competitivo, está en lo más alto de la Liga y de la Champions y además ha encontrado en Neymar y Luis Suarez a los jugadores de referencia.
Desde que Messi se lesionó ante el Las Palmas el 26 de septiembre, una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierdo, Neymar y Suárez han aumentado sus prestaciones y Luis Enrique ha sumado soluciones tácticas al equipo con la aparición en escena de Sergi Roberto.
Neymar, Suárez y Sergi Roberto, pero también Andrés Iniesta y Sergio Busquets. El albaceteño se rompió el bíceps femoral tres días después de la lesión de Messi y estuvo un mes de baja. En ese tiempo, entre los mediocampistas quien ha crecido más es Busquets.
El jugador de Badia ha aguantado el pulso de la situación. Ha brillado a un gran nivel como mediocentro e, incluso, cuando por exigencias de las lesiones Mascherano ha jugado por delante de los defensas, Busquets ha jugado por detrás de los delanteros con plenas garantías.
Pese a que sorprendentemente nunca está en la lista de los candidatos al ‘Balón de Oro’, Busquets está en el mejor momento de su carrera. Equilibra el equipo en defensa y le da profundidad en ataque. Y no falla nunca.
Si Busquets se ha vuelto a confirmar, la aparición de Sergi Roberto ha sido lo más positivo de estos primeros partidos de la temporada.
El canterano ha dado el paso definitivo y lo ha hecho casualmente cuando Luis Enrique lo ha tenido que utilizar en una posición nada habitual para él, la de lateral derecho en sustitución de Dani Alves.
Se lesionó el brasileño y el técnico lo puso como carrilero por la derecha. Sus prestaciones mejoraron notablemente y cuando regresó Alves, Sergi Roberto pasó a jugar en su demarcación natural: la de interior; posición en la que siempre despuntó en el filial y donde por fin ha conseguido hacerse con un hueco en el once titular.
Pero es que además, en estos últimos partidos, a la calidad de Busquets y la de Sergi Roberto se ha añadido la mejor versión de Andrés Iniesta. Después de un mes de baja, Iniesta ha vuelto con las mejores sensaciones, con esa visión de juego única, el fútbol al primer toque y ese cambio de ritmo que convierte lo imposible en fácil.
El último contratiempo impedirá observar la última evolución táctica decidida por Luis Enrique. Si en Getafe probó durante unos minutos un 4-4-2, ante el Bate Borisov no pudo continuar experimentando por la lesión de Ivan Rakitic, uno de los vértices del rombo en el medio.
Sin Messi y la inconsistencia del tercer delantero que acompaña a Suárez y Neymar -Munir o Sandro-, Luis Enrique intentaba blindar el centro del campo, tener más posesión y dejar más espacios para los movimientos del uruguayo y el brasileño.
Jugaba con Busquets de mediocentro, Sergi Roberto por la derecha, Rakitic por la izquierda e Iniesta de mediapunta. Los veinte minutos que duró el experimento, seguramente pensado para jugar en el Bernabeu si Messi no se recupera, ofrecieron muy buenas sensaciones.
36 días después de la lesión de Messi, en el Barça todos piensan cuándo regresará la gran estrella, pero no se agobian por su ausencia, simplemente porque los números de Suárez y de Neymar son estratosféricos.
Sin Messi, en cinco partidos ligueros y tres de Champions, Suárez ha marcado 9 goles y Neymar 8, en total 17 de los 20 marcados por su equipo. En este periodo solo Sergi Roberto (ante el Bayer Leverkusen) y Rakitic (2 en el partido de la primera vuelta) se han sumado a la lista de goleadores.
El Barça espera sin prisas a Messi. En rojo está señalado el 21 de noviembre, fecha del gran clásico, pero no hay agobios. Saben los azulgrana que por las lesiones y la sanción de la FIFA, en este inicio de temporada tocaba aguantar el tipo como fuera y la realidad es otra.
El equipo azulgrana está arriba. En enero contará con dos refuerzos de calidad (Arda Turan y Aleix Vidal) y espera repetir el patrón físico que les llevó a la plenitud la temporada pasada, cuando reaccionó inesperadamente a partir de enero para llevarse un triplete.