Berlín, 22 may (EFE).- La era de Pep Guardiola en el Bayern Múnich se ha cerrado con la conquista del doblete, tras vencer al Borussia Dortmund en la tanda de penaltis en la final de la Copa de Alemania, dejando un balance cuyo único lunar, en lo deportivo, es no haber ganado la Liga de Campeones.
Haber ganado siete títulos en tres años, tres veces la Bundesliga, dos veces la Copa de Alemania, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes, avalan su trabajo.
En lo personal queda, en lado negativo, sus roces con el departamento medico -la dimisión del legendario médico Hans Wilhelm Müller-Wohlfahrt estará siempre asociada a su nombre- y el que, pese a sus éxitos, no haber podido convertirse en parte de la identidad del Bayern.
Ya en la celebración de la cuarta Bundesliga consecutiva, y la tercera en la era Guardiola, algunos periódicos recordaron que no ha había habido gritos de «Pep, Pep» en la Marienplatz y que Guardiola no había sido protagonista en el balcón del ayuntamiento como sí lo habían sido la mayoría de sus antecesores.
El diario «Bild» lo ha definido como alguien que ha sido respetado y admirado pero que nunca llegó a ser verdaderamente amado en Múnich.
La final de la Copa de Alemania, y la celebración posterior, estuvo marcada por la tendencia a la reconciliación con todos los que tuvieron algún problema con Guardiola.
El abrazo con Thomas Müller fue tal vez uno de los momentos más significativos de la celebración. Si con algún jugador ha tenido diferencias Guardiola en su paso por Múnich fue con Müller pero ahora todo parecía sepultado.
Para Müller probablemente su trabajo con Guardiola será clave ya que fue la primera vez en toda su carrera que un entrenador lo cuestionó y eso le ha servido para crecer y mejorar.
En la cara del catalán, después de que Douglas Costa marcara el último penalti, se observaron algunas lágrimas. Sólo después de la última victoria parecía haber tiempo para las emociones del adiós.
En una de las tribunas había un letrero: «Danke Pep» (Gracias Pep) que Guardiola saludó con cortesía.
«Los últimos meses fueron difíciles, mucha gente creía que mi trabajo no sería el mismo después de anunciar que me iba a Manchester. Pero no fue así. Seguí pensando siempre en el próximo partido», dijo cuando se le preguntó si sus lágrimas habían sido lágrimas de alivio.
En la ceremonia de premiación, el capitán del Bayern, Philipp Lahm, le entregó la Copa a Guardiola para que él la levantase, lo que terminó haciendo después de resistirse un poco.
«Mi relación con Philipp ha sido una de las cosas más importantes de mi paso por Alemania», respondió
Guardiola, tras su paso por el Bayern, tiene un palmarés con 21 títulos en siete años como entrenador.
«Sí, 21 títulos en siete años son tres títulos por año, no está nada mal», señaló Guardiola en la conferencia de prensa tras la final de la Copa de Alemania que el Bayern le ganó al Borussia Dortmund en los penaltis al ser interrogado por el secreto de su éxito.
«Sencillamente he tenido la suerte de haber entrenado a dos equipos extraordinarios como el Bayern Múnich y antes el Barcelona donde hay grandísimos jugadores que le ayudan al entrenador», enfatizó.
El Bayern, según Guardiola, está «en buenas manos» con los jugadores que tiene que, según dijo, le han enseñado mucho y pueden ayudar mucho a cualquier entrenador.
En la despedida, el entrenador del Dortmund, Thomas Tuchel, también habló su el balance de Guardiola.
«Como muchas veces pasa, muchos se darán cuenta de lo que ha aportado Pep cuando ya no esté. Por algunas cosas que leo pienso que algunos no lo han entendido», dijo Tuchel.
La conferencia de prensa de Guardiola se cerró con la intervención de un periodista que no preguntó nada sino sencillamente hizo una declaración final: «Como es su última conferencia de prensa sólo quería darle las gracias por lo que usted le ha dado al fútbol alemán desearle buen viaje», dijo.
«Nos volveremos a ver», dijo Guardiola insistiendo en la idea en que algún día regresará a Alemania.Rodrigo Zuleta