Asunción, 12 ago (EFE).- El delantero Roque Santa Cruz es sinónimo de gol y de triunfo, pero sobre todo es reflejo de la legendaria «garra guaraní» y escudo y bandera de la selección de Paraguay, donde ha vuelto para escribir el último capítulo de su carrera en Olimpia, el club que le vio nacer.
A sus 34 años, en su regreso a Olimpia, donde recaló esta temporada tras 17 años en las mejores ligas del mundo, quiere mantener el recuerdo de aquel Roque Santa Cruz que, siendo apenas un muchacho, fichó por el Bayern de Múnich.
«Me crié aquí, salí muy temprano pero con buenísimas sensaciones después de haber ganado títulos ya con el club (…) así que obviamente la expectativa es grande. Para mucha gente vuelve el mismo jugador que se fue, aunque después de tanto tiempo hay también mucha responsabilidad en el regreso», explicó Santa Cruz en una entrevista a Efe.
Y es que aunque el tiempo pesa, Santa Cruz se mantiene fiel a la máxima que aprendió en sus año mozos en Olimpia: «no renunciar nunca».
«Al final se trata de venir (a Olimpia) y demostrar ser cómo uno es, y no pararse en el campo y ser una sombra de lo que uno fue», afirmó con la mano puesta en la cicatriz de su rodilla derecha, producto de su operación en 2009.
Lo dice alguien que guarda en su palmarés una Liga de Campeones, una Copa Intercontinental, un Mundial de Clubes y cinco Bundesligas.
Un historial que fue seguido por los aficionados paraguayos, quienes siempre abrigaron la esperanza de que el «hijo pródigo» volviera a Paraguay.
«El fanático de Olimpia lo agradece, y el paraguayo en general también, porque como deportista o futbolistas al final somos un poco portadores de esa bandera de lo que es Paraguay, de lo que es nuestro fútbol y yo creo que todos siempre nos alegramos con el triunfo de los compatriotas fuera», destacó Santa Cruz.
En ese sentido, tiene claro que sus goles en el Bayern de Múnich alemán, en el Blackburn Rovers y el Manchester City ingleses, en el Betis y el Málaga españoles o en el Cruz Azul mexicano, han sido disfrutados por la gente.
Pero subraya que no ha habido nada en su dilatada carrera como marcar con la Albirroja, donde ha hecho historia como máximo goleador, con más de 100 partidos en sus botas, entre ellos tres Mundiales y cuatro Copas América.
En resumen, protagonista de la mejor versión de la Albirroja en las últimas décadas.
«De niño mi ilusión, el sueño más grande que he tenido siempre, era ser jugador de la selección nacional (…) Los goles que he marcado con la selección siempre tuvieron un saber distinto al de los equipos donde he jugado», reconoció Santa Cruz.
Siendo complicado quedarse con un determinado recuerdo en la selección, Santa Cruz destaca la experiencia del Mundial de Sudáfrica 2010, donde Paraguay acabó entre los ocho mejores.
De ese Mundial, le ha quedado grabado el partido de cuartos de final contra España, luego campeona del mundo.
«Ese partido contra España, para mí uno de los mejores partidos que jugó la selección en su historia, donde terminamos perdiendo (…) Puede ser consuelo de tontos, pero para nosotros fue un orgullo y sigue siendo un orgullo. Sí representa (ese partido) de los mejores momentos que vivimos en el fútbol», indicó Santa Cruz.
De esa generación, que marcó una época para Paraguay, Santa Cruz es uno de sus pocos representantes en activo.
Es consciente además de la importancia de traspasar esas experiencias a los más jóvenes.
«Los chicos que tienen talento tienen la obligación de hacer el doble, de mostrar más que los más grandes para entrar a pertenecer a ese círculo. Ellos tienen que empujarte fuera, no somos nosotros los que tenemos que dar un paso fuera», puntualizó.
En ese sentido, Santa Cruz apuesta por el prometedor futuro de jóvenes albirrojos, como Antonio Sanabria, del Betis, Sergio Díaz, recién fichado por el Real Madrid, o Gustavo Gómez, última adquisición del AC Milan italiano.
«Yo creo que ya van a estar listos, faltan un par de años (para el Mundial), pero el tiempo hace su trabajo y que haciendo las cosas bien, Paraguay debería estar en el mundial», dijo.
Junto a su esperanza en los jóvenes, Santa Cruz guarda una ilusión por cumplir en el fútbol paraguayo: un último partido oficial con la Albirroja.
«Me ilusiona porque sinceramente me debo eso a mí mismo, poder terminar en un partido oficial y que ojalá que se ayudando y contribuyendo a que sea un paso para acercar a Paraguay a otro Mundial», confesó Santa Cruz. Alberto Peña