Berlín, 5 sep (EFE).- El entrenador del Bayern Múnich, Carlo Ancelotti, afirma en una entrevista publicada hoy en el diario Die Welt que con el Real Madrid ganar era una obligación rutinaria y que eso fue lo que le costó el puesto.
«En mi última temporada habíamos conseguido llegar a la semifinal de la Liga de Campeones. Nos faltó un punto y hubiésemos ganado también la Liga española. En el Real Madrid estabilidad significa: ¡Debes ganar!¡Siempre! Eso fue todo para mí entonces», explicó.
El técnico italiano, que ha sucedido en el banquillo del club bávaro al español Pep Guardiola, agrega que la falta de títulos esa temporada fue el motivo último por el que fue «notoriamente despedido» del club blanco.
Ancelotti aseguró además que éste es el proceder habitual en los clubes de fútbol más exitosos del mundo: «En los clubes líderes se trata de mantenerse en la cumbre. Deben ganar».
No obstante, considera que su actual club es algo distinto, con no tanta exigencia, por una combinación de motivos.
«El Bayern tiene una imagen realmente buena, una historia llena de tradición. Y lo más importante: el club está dirigido por antiguos jugadores. Eso lo hace bastante único. El club no está endeudado, tiene fantásticos patrocinadores. Aquí hay una atmósfera familiar», resaltó el italiano.
Ancelotti considera que todos estos factores proporcionan «estabilidad» al club bávaro y algo de tranquilidad al responsable del banquillo.
«No se me ha exigido aquí que deba ganarlo todo. Tengo que lograr que el equipo sea y siga siendo competitivo para que sigamos estando entre los punteros de Europa», manifestó.
El técnico del Bayern apuntó también que en el mundo del fútbol hay una regla no escrita por la que se tiende a culpar al entrenador de los fallos de un equipo.
«Cuando algo no va bien, el entrenador es siempre el responsable. ¿Por qué? Porque malamente el club se va a criticar a sí mismo y tampoco a los jugadores. Ellos son la fortaleza del club», subrayó.
Los técnicos acaban pagando las consecuencias, agregó Ancelotti, que cree que ésta es una práctica asumida: «No tiene por qué ser justa, pero debo respetarla».