Madrid, 28 jun (EFE).- La selección española sub-21 firmó su pase a la final del Europeo de Polonia con dos jugadores alcanzando la excelencia futbolística, Saúl Ñíguez con un ejercicio de liderazgo inconmensurable con su triplete a Italia, y Dani Ceballos que maravilló bailando a rivales con amagues y caños.
Marco Asensio comenzó siendo la gran sensación del Europeo y aunque en semifinales rebajó su poder de influencia en el juego de la Roja, condicionado por un cambio de banda que no le vino bien ante Italia, acabó dando la asistencia del tercer tanto y sumando. Es junto a Marcos Llorente, Saúl y Ceballos la garantía de calidad del centro del campo del futuro de la absoluta.
Se marcharon Xavi Hernández y Xabi Alonso, se va acabando la etapa de Andrés Iniesta en la selección, aún con fuelle Sergio Busquets. Fueron jugadores que marcaron la mejor etapa del fútbol español. Dotaron de un estilo inconfundible al juego y sus finales dejaban un miedo que se ha apaciguado sin tiempo a ejecutarlo.
De las últimas generaciones aparecieron magos como Thiago Alcántara e Isco Alarcón que son guardianes del estilo de toque. Y en las venideras se consagra un centro del campo con Marcos Llorente como recuperador incansable de balones y elegante en una construcción con altos porcentajes de efectividad, que cubre las espaldas a Saúl y Ceballos. Un triángulo en el centro del campo que muestra en Polonia que están listos para altos vuelos.
El triunfo ante Italia dejó esas sensaciones. Del sufrimiento del primer acto a la exhibición en el segundo. Saúl repitiendo partido tras partido una superioridad que no es nueva en estos torneos. La mostró Javi Martínez jugando de medio centro y Thiago en las dos últimas conquistas del título en 2011 y 2013. Ahora es Saúl el que parece un hombre jugando contra niños. Dominador de todas las facetas del juego y liberado en un movimiento clave del seleccionador Albert Celades.
Esos metros más cerca de la portería rival han desatado su pegada. Es el abrelatas del Europeo. Ha marcado el primer gol en los tres partidos que ha disputado y, por si fuera poco, en semifinales firmó los tres de España, a cada cual más bonito. Se dispara como máximo goleador del torneo y se acerca a ser nombrado mejor jugador. Del resultado de la final dependerá, pero sus partidos levantan admiración. Los gestos en el campo tras el latigazo de 35 metros a la red eran de asombro. «Es muy bonito sentir que los goles sirven para ganar. Me pone muy contento», aseguró con normalidad.
Saúl no se despegó del primer balón que se lleva firmado a casa. El primer triplete de su carrera en un momento inolvidable. Atlético de corazón presume de raíces y zanja el posible interés de Barcelona y PSG. «El Atleti apostó por mi desde muy pequeñito y solo quiero devolverles la confianza. Trabajé mucho para llegar donde estoy. Soy feliz y las cosas van a seguir igual», aseguró en una declaración de amor elogiable en los tiempos que corren de tan poco sentimiento por un escudo.
Al nivel de Saúl se equiparó Dani Ceballos en la que fue la presentación al mundo de su magia en una gran cita. Se cansó de lanzar caños y recortes, amagos y salidas con el balón pegado al pie. Desesperó a los italianos. Regaló el primer tanto y lanzó el tercero con un pase al espacio a la carrera de Asensio. Recibió patadas de castigo, provocó una expulsión y mostró su madurez en momentos en los que antes respondía con la misma moneda, perdiéndose en piques que afectaban a su fútbol. Firmó el partido de su vida bailando rivales.
En su caso el futuro está por decidirse. Antes de llegar a Polonia habló con Serra Ferrer sabiendo que grandes clubes le seguían. El Real Madrid estudia con detalle cada una de sus actuaciones y exhibiciones como la de Cracovia solo pueden acelerar una operación irrefrenable para el Real Betis, que podría optar a quedárselo un año o dos cedido. «No es momento para decidir donde voy a jugar la temporada que viene. Lo primero es ser campeones y a partir de ahí decidiré mi futuro». Con el mismo desparpajo que se muestra en el terreno de juego, lo hace en los micrófonos.