Barcelona, 29 ene (EFE).- El Espanyol acabó la primera vuelta de la temporada con sensaciones positivas, pero ha arrancado el segundo tramo del campeonato con dos derrotas, frente al Sevilla y, ayer, contra el Leganés, que empujan al cuadro blanquiazul de nuevo hacia las dudas sobre las posibilidades de la plantilla.
Europa está a nueve puntos y los puestos de descenso, a siete. No hay alarmismo por la situación del equipo catalán en la clasificación, pero la afición esperaba más de un proyecto liderado por el presidente Chen Yansheng desde los despachos. El Espanyol es decimocuarto y sigue en tierra de nadie.
La victoria en la ida de cuartos de la Copa contra el Barcelona (1-0) supuso una inyección anímica importante, aunque los blanquiazules fueron eliminados en el Camp Nou (2-0). Este domingo, a las 16.15 horas, reciben al conjunto azulgrana en el RCDE Stadium y el encuentro aparece como un nuevo punto de inflexión o la tercera derrota seguida en la liga.
Las sensaciones, a día de hoy, no son positivas. El Espanyol parece pelear siempre contra sí mismo, inmerso en una montaña rusa de estados anímicos, juego y resultados que fluctúan demasiado en esta campaña. Esta irregularidad le está dificultando el crecimiento y le limita las aspiraciones.
Además, el entrenador Quique Sánchez Flores cambió el tono habitual en la última rueda de prensa, tras la derrota contra el Leganés en Butarque. En su comparecencia, se vio a un técnico especialmente crítico con el equipo, pidió que los líderes dieran un paso adelante. Buscará una reacción rápidamente.
El inminente traspaso del mediocentro Javi Fuego al Villarreal tampoco ha sentado especialmente bien al preparador madrileño. Es un futbolista habitual en su once inicial. «Ya dije que el club tendrá que responder. Yo ya no voy a responder por la entidad», afirmó después de perder frente al Leganés.
Es un escenario nuevo. El Espanyol, hasta ahora, ha gozado de una estabilidad notable, más allá de los resultados. Y las conversaciones del Stoke City inglés con Quique Sánchez Flores parecía un episodio ya difuminado tras los derbis. Pero este inicio de la segunda vuelta parece haber elevado las dudas.
La agenda del club catalán en febrero no permite excesivas relajaciones y le enfrenta a varios gigantes del torneo: este domingo reciben al Barcelona. Después visitará al Celta, el Villarreal, el equipo viaja a A Coruña para medirse al Deportivo y el Real Madrid cierra el mes.
