Mientras los focos se centraban con razón en Luis Suárez, que en 20 minutos marcó dos goles y dio otro, surgió un Atlético de Madrid imponente, protagonista de un estreno perfecto y una goleada total, abierta por Diego Costa, liderada por Joao Félix y ejecutada con determinación para devorar al Granada (6-1).
Ni siquiera lamentó el penalti fallado por Saúl, ni echó de menos a Giménez, fuera del partido por Covid-19, ni se sintió menos preparado que su rival por mucho que haya hecho menos pretemporada y aún no hubiera competido, ni requirió la presencia de Suárez, que el primer balón que tocó fue la asistencia del 4-0 a Llorente y que marcó el 5-0 y el 6-1, hasta que la victoria era ya indiscutible.
El mexicano Héctor Herrera se quedó en la banca y sigue en duda su permanencia en el Atleti, que le busca acomodo y es posible que regrese al Porto.
Son magníficos síntomas, quizá aún en proceso y pendientes de confirmación, pero son irrebatibles, tanto como lo fue el esperado debut de Luis Suárez, sensacional, extraordinario, a la altura de un goleador de su nivel, y como lo fue el autoritario triunfo del Atlético, dirigido por Joao Félix, con especial ayuda de Correa, y con la indispensable construcción de Diego Costa.