Koke Resurrección pierda una posición que reduce su visión hacia adelante
Ahí, el inicio de curso discute a Yannick Carrasco, cuyo desequilibrante cambio de paso es hoy esporádico (fue cambiado al descanso por Lemar). Y expone a un medio campo previsible, sin que Koke Resurrección pierda una posición que reduce su visión hacia adelante; sin que Marcos Llorente sea el que fue hace dos temporadas en su reencuentro con el interior derecho y sin que Saúl sea la solución, porque sus mejores cualidades de llegada y fuerza apenas se perciben en el área. Tampoco lo son ni Geoffrey Kondogbia ni De Paul, que empezaron en el banquillo. Sí parece serlo Axel Witsel, pero es tan crucial como central que no lo mueve aún al medio campo.
Pero, aún por encima, sobresale el problema evidente -y recurrente- que sufre en el carril derecho. Desde que se fue Trippier, Simeone no ha encontrado a nadie tan expresivo en ese puesto. No lo es Marcos Llorente, porque no es su demarcación y aporta más desde otros lugares, pero tampoco lo parece ni de lejos a día de hoy -con tres partidos ya jugados-, la elección prioritaria de Simeone en el mercado por Nahuel Molina. Recién llegado, le queda mucho recorrido para ser -o parecer- lo que espera de él. Ni en ataque -impreciso, sin confianza, sin atrevimiento- ni en defensa, sobrepasado por sus adversarios. Lo detectó el Oporto, que hurgó en la herida cada vez que pudo, con el uno contra uno que rebuscó y ganó unas cuantas veces Galeno. Fue sustituido al descanso por De Paul.
Es más, instante a instante, metro a metro, más allá del cuarto de hora, el equipo portugués tenía mucho más claro a qué jugaba que el Atlético. De no ser por Oblak, atento ante Evanilson, habría sido peor. O si Taremi hubiera encontrado algún rematador después del rodeo que le hizo a Giménez, también por debajo de la altura que ha tenido en otros tiempos en el centro de la defensa del esquema de Simeone.