El París Saint-Germain fue incapaz de maquillar una temporada desangelada, perdió en su último encuentro, en el Parque de los Príncipes, ante el Clermont (2-3), y firmó una triste despedida de temporada y de alguno de sus jugadores más emblemáticos en medio de un incierto futuro.
Ni siquiera el cuadro parisino, que terminó el curso con solo un punto de ventaja respecto al segundo, el Lille, se regaló una tarde festiva. Para decir adiós con honores a jugadores que han cumplido un ciclo, como el argentino Leo Messi o el español Sergio Ramos, y para festejar la conquista de un título que, por el hecho de ser habitual, de ser una costumbre, no tiene de la grada un mínimo reconocimiento.
Al contrario, el revés ante el Clermont, un equipo sin pretensiones e instalado en el ecuador de la clasificación, impidió la séptima derrota de la temporada del campeón. Le bastó con el entusiasmo al cuadro visitante que, aunque falló un penalti, remontó un 0-2 en contra para salir del Parque de los Príncipes con los tres puntos.
Hubo pitos para Messi, que no tuvo cariño. Hubo reconocimiento y calor para Sergio Rico, el meta en estado grave por un accidente con un caballo.
Y sobre el césped el duelo estuvo acorde con lo esperado entre dos equipos sin nada en juego; un campeón y otro situado en el ecuador de la clasificación, con los deberes hechos.
Careció de tensión, del riesgo de los puntos en juego. Y dejó en evidencia la escasez de intensidad, sobre todo en defensa. Pero ni siquiera el PSG aprovechó la situación para reconciliarse con la grada que mostró frialdad en algunos momentos y descontento en otros, con algunos jugadores, como con Messi.
Después de una advertencia al cuarto de hora de Kylian Mbappe que vivió en el partido del reto de máximo goleador con el futbolista del Lyon Alexander Lacazette, fue Sergio Ramos el que abrió el marcador.
En el minuto 16, el minuto de Sergio Rico. El público coreó el nombre del meta español, en estado grave por un accidente con un caballo, y celebró el oportuno tanto de Ramos, otro que se despedía. Fue de cabeza, en un remate tras un centro de Vitinha en la línea de tres cuartos.
El segundo fue a continuación. Tres más tarde, cuando Alidu Seidu hizo falta dentro del área y cometió penalti. Lo transformó Kylian Mbappe que elevó a veintinueve su registro anotador.
Hasta ahí duró el dominio parisino que se durmió. Era la gran oportunidad del Clermont, al que le sobra entusiasmo. En un error, un regalo de Marco Verratti cuando cedía el balón a Gianluigi Donnaruma. Lo vio Johan Gastien que marcó el primero visitante y acortó distancias.
No despertó el PSG que se salvó del empate cuando una mano de Warren Zaire Emery fue sancionada con penalti. Lo ejecutó Grejohn Kyei que lanzó fuera. Las ocasiones se acumularon para el Clermont que también pudo igualar después, en una acción que comenzó Elbasan Rashani hacia Muhammed Cham que perdonó la igualada.
Pero acertó en el tiempo añadido y selló el equilibrio. Neto Borges recibió el balón en la banda izquierda y centró. Donnarumma no agarró el balón y lo dejó suelto. Lo aprovechó el argelino Mehdi Zeffane que logró el 2-2.
Fue el merecido premio al empuje visitante, más motivado que el París Saint Germain al que el partido y la competición se le hizo largo.
El Clermont no frenó y afeó aún más el panorama parisino cuando, a la hora de juego, firmó el tercero cuando Grejohn Kyei, con el muslo, volvió a batir a Donnarumma después de un centro desde la izquierda de Elbasan Rashani.