Lionel Messi lideró a su alineación argentina fuera del campo y dentro de los vestidores debido a una pelea entre fanáticos rivales en Brasil, retrasando el inicio de su partido de clasificación para la Copa Mundial Sudamericana por 27 minutos el martes en el Estadio Maracaná.
Los jugadores argentinos pidieron calma a los aficionados en las gradas antes de dirigirse a los vestuarios. El portero Dibu Martínez corrió hacia una de las barandillas frente a los fanáticos argentinos para pedirle a la policía que detuviera la violencia.
La policía utilizó porras para disolver las peleas entre la multitud. Partes de los asientos fueron lanzadas y golpearon a algunos espectadores detrás de una de las porterías. Al menos un aficionado abandonó el estadio sangrando de la cabeza.
Argentina dijo a los funcionarios de Brasil que solo regresarían a la cancha después de que la situación se calmara. Regresaron después de 22 minutos a los vestuarios y calentaron durante varios minutos antes de que finalmente comenzara el partido.
Llegado el descanso el marcador era 0-0.
Cuando comenzó el partido, decenas de policías rodearon a los fanáticos argentinos mientras vitoreaban, y aún más elementos de seguridad se enfrentaron a ellos en el campo. La policía se reunió alrededor de la sección con capacidad para unos 3.000 aficionados.
