En un paso hacia la convergencia entre el mundo real y el digital, LALIGA ha emprendido una apasionante nueva era como respuesta a la evolución que ha experimentado la compañía en estos últimos años y al nuevo contexto que les rodea. Bajo la consigna de ofrecer a los amantes del fútbol una experiencia más auténtica y tras haber anunciado a EA SPORTS como patrocinador principal de LALIGA, la compañía se ha unido al universo del EA SPORTS FC para derribar las barreras entre lo real y lo virtual.
La intersección entre ambos ecosistemas adquiere una nueva dimensión gracias a la colaboración entre las dos empresas. Se ha hecho uso de datos volumétricos extraídos de partidos profesionales masculinos y femeninos para ayudar a reflejar mejor que nunca el movimiento real en el juego. Los aficionados podrán apreciar una atención meticulosa al detalle, desde los colores fidedignos de los escudos de los equipos hasta el ambiente de los estadios, todo con el fin de lograr una inmersión sin precedentes en el universo del fútbol digital.
Asimismo, la cancha Francisco de Laguna de Madrid estará disponible en el futuro dentro del modo de juego VOLTA del videojuego. Esto permitirá que los jugadores experimenten la magia del fútbol en un entorno virtual excepcionalmente realista. La inclusión de la cancha en EA SPORTS FC 24 cobra más importancia si cabe, ya que este terreno de juego fue renovado por el programa FC FUTURES y el colectivo artístico Boa Mistura con el objetivo de invertir en el fútbol comunitario y facilitar el acceso al deporte rey a todo el mundo.
LALIGA está dando grandes pasos hacia el futuro gracias a partners como EA SPORTS, rediseñando la manera en que se experimenta el fútbol en todos los niveles. Esta iniciativa busca acercarse a audiencias más amplias y cautivar a las generaciones jóvenes, aportando una nueva perspectiva al mundo del fútbol y los videojuegos, además de ofrecer continuamente mejores experiencias a los aficionados.
En un emocionante cruce entre lo tangible y lo digital, LALIGA y EA SPORTS FC continúan demostrando que la línea entre la realidad y la simulación es cada vez más tenue.