Salvador (Brasil), 16 nov (EFE).- El seleccionador brasileño, Dunga, que había dirigido sus entrenamientos en secreto hasta hoy, abrió las puertas para la última práctica de la Canarinha de cara al partido de mañana de las eliminatorias del Mundial Rusia 2018 pero no dio ninguna pista sobre el equipo que alineará frente a Perú.
Pese a que la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) había prometido que la prensa sólo tendría acceso a los últimos quince minutos del entrenamiento, tanto periodistas como cerca de 300 hinchas pudieron ver a sus ídolos jugando un partidillo, ensayando penaltis y algunas jugadas durante poco más de media hora.
La decisión causó furor entre decenas de chicas que gritaban histéricamente por Neymar pero no permitió ver cómo Brasil jugará mañana en el partido de la cuarta jornada de las eliminatorias sudamericanas del Mundial, que Brasil necesita vencer para acercarse a los punteros en la clasificación.
Ello debido a que Dunga dividió a sus dirigidos sin ningún criterio en dos equipos, por lo que los más probables titulares quedaron mezclados en ambos lados.
Brasil, cuarto en la clasificación de las eliminatorias con tan sólo cuatro puntos en tres partidos, tendrá que realizar al menos una modificación frente al equipo que empató 1-1 el pasado viernes en la visita a Argentina debido a que David Luiz tendrá que cumplir una fecha de suspensión por su expulsión.
Lo más probable es que Gil sea el compañero de Miranda en la zaga de la selección brasileña y que tenga la responsabilidad de marcar al delantero peruano Paolo Guerrero, de quien fue compañero en el Corinthians hasta julio pasado.
Pero la principal duda, que no fue despejada por Dunga, es sobre la posible entrada en el onceno titular del centrocampista Douglas Costa, que consiguió cambiarle la cara a Brasil cuando ingresó en el segundo tiempo frente a Argentina.
El jugador del Bayer de Múnich puede sustituir al también centrocampista Lucas Lima, de quien perdió el lugar como titular, pero igualmente puede entrar en el lugar del atacante Ricardo Oliveira para darle más libertad a Neymar en la delantera.
El jugador del Barcelona, que hasta protagonizó algunas jugadas de efecto, participó sin problemas del entrenamiento pese a que en los últimos días se quejó de dolor en un diente y tuvo que ser examinado por un odontólogo.
El capitán de la selección brasileña mandó un balón y les hizo señales a los hinchas que le gritaban desde los graderíos en el estadio Pituaçu de la ciudad de Salvador y que consiguieron asistir al entrenamiento gracias a una promoción comercial.
